Lázaro
Yuri Valle Roca:
Nuevo Vedado 13 de mayo de 2010. La Habana. Cuba.
En el periódico
Juventud Rebelde del domingo 9 de mayo de 2010, en la sección Acuse
de Recibo publica un escrito titulado “Réquiem por el Barbaram”
y su autoría es del periodista José Alejandro Rodríguez.
Quien a partir
de una carta enviada por Jessica Herrera, que reside en calle I, apto
40 esquina a 16, Cojímar, municipio Habana del Este, Ciudad de La
Habana, se refiere a la suspensión temporal de dicho Club debido a
una riña producida allí con un saldo de perdidas bien alto como la
vida humana.
En un suceso
reciente, en el que expongo el testimonio de varios testigos y de
perjudicados, como es el caso de Caridad y de su hija.
Las que fueron
agredidas dentro de su casa por estos mismos elementos, se puede leer
que todos hasta los vecinos del lugar coinciden en que la policía
llegó dos horas después de terminado el problema.
Que los
trabajadores del Club - por su afán de lucro- sobrepasan la cantidad
de personas admitidas en un lugar tan pequeño, donde se bebe alcohol
y se consumen drogas.
Y hasta las
mujeres llevan armas blancas escondidas bajo la ropa.
A esas horas de
la noche no hay un policía por toda la avenida 26, ni siquiera en
todo el barrio de Nuevo Vedado.
Aunque este Club
tiene una extensa historia de situaciones como estas, donde algunas
madres han perdido a sus hijos, por lo que la publicación de este
artículo el Día de las Madres lo hace más indignante.
Es penoso que
tanto Jessica como el periodista, no profundicen en este hecho tan
delicado.
Deberían ver la
cantidad de policías de que dispusieron el 2 de mayo pasado para
reprimir a solo seis mujeres de Las Damas de Blanco, que lo único
que hacen es marchar pacíficamente por la 5ta Avenida pidiendo
libertad para sus esposos y familiares presos.
Solo por pensar
diferente a lo que nos impone el régimen.
¿Es que pensar
diferente es un crimen de lesa humanidad para ser reprimido de esa
manera tan brutal?
José Alejandro
y Jessica coinciden en que no se puede permitir que los maleantes y
transgresores dicten las pautas, eso es cierto.
Lo que saben y
no dicen es que este tipo de manifestaciones sociales se exacerban y
proliferan en regímenes totalitarios como este.
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