Lázaro
Yuri Valle Roca:
Nuevo Vedado 1 de mayo de 2012. La Habana. Cuba.
Los
pueblos no se miran al espejo, mucho menos cuando tienen la preocupación y el
estigma de la sobrevivencia y el hambre.
Y
esto es una gran verdad, tan verdadera, que mientras veía el desfile del 1ero
de Mayo recordaba como el primer signo de la tormenta se cernía sobre nuestros
destinos inexorablemente.
Tramándose
a nuestras espaldas y creciendo a la sombra de nuestra completa inocencia.
Aquella
bendita ignorancia que nos hacía creer merecedores de un estado de gracia
propio de aquellos que, al carecer de pasado, nada deben temer al futuro.
Por
eso seguí bien de cerca esta celebración donde el objetivo principal es dar a
conocer y festejar los logros en beneficio de los trabajadores.
Y
no para demostrar apoyo al gobierno, saciando el desmedido egoísmo de los
monarcas castristas.
Un
discurso adulón de Salvador Valdez Mesa el secretario general de los sindicatos,
donde pone por delante de cualquier cosa, como la patria y a los propios
trabajadores, la adoración a los omnipotentes y totemisados hermanos.
¿Que
se puede esperar? Cuando el nuevo presidente cubano Hugo Chávez que desde su
país Venezuela y su monigote en La Habana (embajador) arengan a los cubanos a
más “Socialismo”
¿Qué
les pasó a los de aquí? ¿Se quedaron sin aliento? ¿O sin ideología? Vaya usted
a saber.
La
única noticia de beneficio para los trabajadores es la anunciada por este
visiblemente emocionado, la firma de la ley Orgánica de Trabajo de Venezuela.
Y
digo yo ¡bueno! ¿Y donde está mi noticia? la de los trabajadores cubanos, que
les van a subir el salario.
Por
lo menos eso, pero nada, si los
trabajadores venezolanos están contentos con eso, es su maletín y con rueditas
para que no les pese y felicidades, pero no es el mío.
Lo
peor de esto es que en el horizonte no se vislumbra ningún beneficio de
incremento de salarios, los precios si suben, pero los salarios, ni hablar de
eso.
Y
el otro gran “logro” de los trabajadores cubanos representados por la CTC (Central de Trabajadores
de Cuba) ha sido sindicalizar 300 000 cuentapropistas que en representación de
estos escogieron a la paladar “La
Pachanga” del municipio Plaza de la Revolución, los que
portaban una gran tela roja con sus uniformes.
Para
que se vea, que los tienen controlados y que aquello de que el que tiene su
negocio propio no se adhiere al gobierno porque tiene independencia económica,
es una bufonada.
Primero
porque son personas que están bien comprometidas con el gobierno, por eso es
que tienen tantos beneficios, y segunda están muy controlados por los órganos
represivos y totalitarios.
No
todas las cuentas propias, han querido ser sindicalizados por la CTC debido a que no se ven
representados por esta, porque son lo
mismo que la administración y el partido.
Pero
todos bien sabemos lo que sucede con los que no se someten.
Por
eso me inclino más por una revolución, porque es un fenómeno romántico por
naturaleza.
Porque
a lo determinado se sobrepone lo indeterminado lo irracional.
La
pasión es el punto de donde parte la revolución, y a los cubanos siempre le ha
sobrado.
Al
estatismo de estos regímenes paralizados se rebela lo fluido, lo etéreo, lo que
requiere una forma nueva un discurso nuevo.
Habrá
que destruirlo todo pero también descubrirlo todo.
El
reto es grande, peligroso y quizás temerario pero vale la pena.
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