Lázaro Yuri Valle Roca: Nuevo Vedado viernes
18 de marzo de 2011. La Habana. Cuba.
Los países árabes
pueden considerarse pertenecientes al concepto político de “Tercer Mundo” en
otro han de verse como caso especial.
Las naciones
musulmanas no sufren a causa de una breve historia, sino de una demasiado
extensa.
Están agobiadas
por el pasado, casi podría afirmarse que el próximo Oriente es un compendio
histórico, sus tierras produjeron las primeras civilizaciones, escrituras y
artes, profetas y religiones, fueron el campo de batalla de todos los
conquistadores, desde el Sargón hasta Alejandro desde César hasta Allemby y lo
son de la liga ideológica de las superpotencias actuales.
En lo que respecta
a ideas y conocimiento, el próximo Oriente ha dado más de lo que ha recibido.
El renacimiento
europeo, a través del florecimiento cultural de España y Sicilia por medio de
los cruzados de Bizancio, tuvo fuerte influencia islámica.
A pesar de haber
dado tanto en el pasado, el próximo Oriente tiene recuerdos más recientes de
aislamiento.
En los siglos
XVIII y XIX, el imperio Otomano, que se suponía la fortaleza islámica en la que
podía florecer una civilización musulmana, resultó ser un protector cada vez
más débil.
Cuando se derrumbó,
los árabes quedaron inermes e indecisos. Los unía la lengua, la ley, la
religión, la cultura, el comercio, matrimonios mixtos e intereses comunes.
Pero carecían y
siguen careciendo del marco político propio de dicha unión y a pesar de todo lo
que se ha logrado práctica y teóricamente en nombre del nacionalismo y unidad
árabe.
El mundo islámico
actual se compone de un mosaico de entidades políticas qué, no obstante de la
riqueza de su pasado, siguen la pauta general del tercer mundo.
Hay naciones como Arabia
Saudí y Marruecos, cuyos gobernantes deben la legitimidad a una sanción
religiosa en otros la sociedad sigue siendo puramente tribal y muchos más en
que la legitimidad está representada sólo por el ejercito el elemento más
perdurable de la burocracia.
Naciones que sus
pueblos desarrollan ahora un movimiento de emancipación liberadora, reclamando
lo que les pertenece por derecho propio, mejores condiciones de vida y
libertades individuales.
Naciones donde han
caído unas de las más antiguas dictaduras del planeta, solo queda Muammar al-Gaddafi, quien entrenó y exportó terroristas por todo el
mundo, que hoy se tambalea sobre sus exageradas cantidades de dinero y petróleo
siendo lo único que lo sostiene.
Con
el que compra adeptos y mercenarios, manteniendo el terror y la represión
contra su propio pueblo.
Sucede
en este siglo XXI que tiene un mayor desarrollo social y tecnológico, creándose
los pueblos una mayor conciencia en lo que refiere a derechos humanos.
Solo
defiende a Gadafi, el dictador en “jefe” Fidel Castro y su dinastía, que se
debe preguntar muy seriamente si sería conveniente desistir de romper el record
Guiness de autócrata más antiguo del mundo.
En
la televisión cubana había un programa humorístico que se llamaba “San Nicolás
del Peladero” que su tema de presentación le viene muy bien a estos tiempos que
estamos viviendo y que decía así.
Que
te parece Venancio, como cambian los tiempos, como cambian los tiempos compadre, que te parece- y una máxima de la
sabiduría popular-Cuando veas la barba de tu vecino arder pon la tuya en
remojo.
Sucede
que la obsesión y la megalomanía nublan el juicio, y no se van hasta que no los
quitan por la fuerza.
Estas
cosas, me obligan a formularme una recurrente pregunta.
¿Cuando
nosotros los cubanos, y dentro de ellos, los que nos oponemos abiertamente al
gobierno, nos acabaremos de poner de acuerdo para darle el empujón final a este
gobierno que hace mucho tiempo está caído?
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