Lázaro Yuri Valle Roca:
Nuevo Vedado 12 de abril de 2012. La Habana. Cuba.
Era un día como otro cualquiera y
caminaba por la calle 17 del Vedado habanero hasta que llego donde es
atravesada por las calles 10 y 12.
Allí está inmóvil como fundida en
el tiempo la antigua casona uno de los mejores exponentes del art déco que
desbaratada como está y aunque no lo crean viven unas 20 familias compuestas de
5 o más personas, que incluye ancianos hasta párvulos.
Desde la calle se pueden ver los
compartimentos hechos en los que han usado distintos tipos de materiales como
cartón y planchas de zinc convirtiéndolo en una suerte de villorrio.
A solo un golpe de vista se
aprecian las divisiones según las necesidades particulares de cada familia, donde tienen que lucir sus dotes
imaginativas para convertir lo que era un cuarto de 4 x 4 de puntal alto hacerle
cocina, sala, comedor, y un cuarto en una Barbacoa (sub nivel hecho de madera)
en apartamento de muy reducido espacio.
Esta casa fue construida entre
los años 1925 y 1930 la cual tuvo el agradecimiento de los dueños que la
vivieron hasta los años 60s que abandonaron el país, desde entonces no tuvo
ninguna otra reparación.
La casa que dada sus grandes
dimensiones fue siendo dividida a la vez que les era entregada a familias sin
hogar o emigradas desde las provincias orientales un cuarto para su
alojamiento, estas trajeron sus familias o se casaron y formaron la suya por lo
que tuvieron a la medida que fueron creciendo adaptar sus locales y delimitar sus
espacios.
Ahora la Oficina de Inversiones de la Vivienda Municipal
(OMIV) ha decidido mudar para albergues a todos los que viven en la parte
superior de la casona y derrumbar esa parte para que no ocasione otros
problemas a los otros residentes de los bajos, en pocas palabras les caiga en
sus cabezas.
Las familias que tienen que
abandonar el lugar presentan otro problema porque desvalijan lo que fueron sus
casas.
Quitan los muebles sanitarios,
lavamanos, fregaderos todo lo que invirtieron para tener mejores condiciones de vida en sus
hogares se lo llevan para el albergue, además no pueden darse el lujo de dejar
lo que tanto sacrificio les costó conseguir.
Si se van, porque algunos
prefieren quedarse aunque les caigan los escombros encima.
Esperemos no haya problemas como
han ocurrido en otros lugares- Me comenta Roberto que vive uno de los cuartos
del final del pasillo.
Por lo pronto este lugar ya
dejará de ser la Casona
de 17 y 12 del Vedado Habanero, para ser lo que quedó de ella.
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